jueves, 21 de mayo de 2009

Don Mario



Pensaba (re)abrir este cuarto de los cuentos de otra manera, pero quiero hacerlo recordando a Benedetti. Estos días, su imagen, su voz y su obra están por todas partes, y hay tristeza y melancolía en muchos de nosotros. Su palabra nos ha hecho disfrutar aún más del amor, nos ha acompañado en el desamor, ha iluminado nuestras noches más oscuras, nos ha llenado de esperanza y de alegría, nos ha hecho reflexionar sobre si merece la pena salvarse si para ello hemos de quedarnos inmóviles... Una tarde de junio le vi ruborizarse como un niño cuando una chica le pidió un beso. Chau, viejito. Quedas en tus libros, en mi memoria y en mi corazón.

NO TE SALVES

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

1 comentario:

callealtero44 dijo...

Los mejores no mueren, estarán hasta que el sol se apague con nosotros.Benedetti, un imprescindible.